lunes, 30 de septiembre de 2013

Louis Braille y el Código Braille






LOUIS BRAILLE


Cierto día del año 1812, en el pueblo francés de Coupvray, un niño de tres años jugaba en el taller de su padre. De repente, cogió dos cuñas y salió corriendo con ellas, tropezó y cayó. En este accidente, el niño, Luis Braille, perdió un ojo y no tardó en quedarse totalmente ciego.
A los 10 años fue admitido en la escuela para ciegos de París -la Institución Nacional de Jóvenes Ciegos-, cuyo fundador fue Valentín Hauy, quien le enseñó el alfabeto, guiando sus dedos por las veintiséis letras que él había fabricado con unas ramitas.
Muy pronto, Luis estuvo en condiciones de leer los libros que Valentín Hauy había compuesto con mucho trabajo (pues tenía que cortar los caracteres de las letras en tela y pegarlas sobre el papel), cada letra tenía unos siete centímetros de largo por cinco de ancho.
A causa de estas enormes dimensiones, la fábula de Renard, "El zorro", llenaba unos siete volúmenes de unos cuatro kilos de peso cada uno.
Uno de sus compañeros descubrió en unas tarjetas ciertas impresiones en relieve, que correspondían a unas letras fuertemente talladas y se dedicó a formar letras por medio de caracteres móviles.
Pero estas letras debían por lo menos medir dos centímetros de altura. Un "libro" compuesto de esta manera resultaba terriblemente incómodo y su lectura sumamente difícil.
Braille dedicó todo un verano a recortar trozos de cuero y terminó con las manos completamente magulladas. Luego hizo varios ensayos, combinando triángulos, cuadrados y círculos para formar las distintas letras, pero se dio cuenta de que ninguno de sus sistemas era práctico.
Con el paso del tiempo, Luis fue nombrado profesor del Instituto Nacional de Jóvenes Ciegos.
Cierto día escuchó en la terraza de un café parisiense una historia que le apasionó: un capitán había ideado un sistema de puntos y trazos en relieve que permitían escribir en la oscuridad. Un mensaje transcrito de esta manera podría ser descifrado al tacto sin necesidad de luz.
Así fue como buscó al capitán Barbier, quien le reveló a
Braille cómo -con la ayuda de un punzón- ejercía una cierta presión sobre un papel grueso, hasta que en el anverso del mismo se pudieran notar unas pequeñas protuberancias.
El sistema estaba basado en un sencillo código utilizado por el ejército.
Braille trabajó sin descanso hasta que cinco años después apareció el primer libro impreso con su método y que llevaba su nombre. Como si fuera una ironía del destino, había tenido que usar un punzón igual que el que lo había dejado ciego.
La realización de su libro le había costado cinco años de arduo trabajo por la terrible enfermedad que padecía, la misma que le llevaría a la tumba a los 43 años.
Sirviéndose de un enrejado rectangular con seis agujeros, Luis Braille inventó sesenta y tres combinaciones diferentes, además de las letras del alfabeto, representaban los signos de puntuación y las abreviaturas de ciertas palabras muy cortas.
En 1836, a la edad de veintisiete años, Braille había reunido unos textos escogidos en ese método de John Milton, poeta ciego.
En el curso de la conferencia que dio en el Instituto, ante alumnos suyos y profesores delegados de otras escuelas, demostró que podía escribir perforando a un ritmo casi tan rápido como el de la palabra. A continuación releyó lo que había escrito a casi la misma velocidad que una persona normal.

CÓDIGO BRAILLE

Este método de escritura usa puntos y guiones en relieve sobre cartón; el sistema Braille consta de 6 puntos básicos, los que tienen suficientes combinaciones para representar muchos símbolos.
Los caracteres Braille se forman a partir de la denominada "celda Braille", la cual consiste en una matriz de 6 puntos. A cada uno de estos puntos se asocia un número de 1 a 6 y, dependiendo de cuáles puntos se pongan de relieve, tenemos un carácter distinto, para un total de 64, incluyendo el carácter "blanco", donde no se realza ningún punto, y el que tiene todos los puntos en relieve.

Mi nombre en código Braille: CARLOS

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